Harry bajó las escaleras, su mirada se posó inmediatamente en la figura oscura de pie en el pasillo. El rostro de Draco estaba parcialmente oculto en la sombra, pero Harry podía ver sus ojos brillar a la luz del sol moribundo que entraba por la ventana.
Harry se acercó a su amante, estudiando la apariencia de Draco. Él estaba vestido con cuero y una capa color negro medianoche que enfatizaba su piel pálida. Había manchas oscuras debajo de los ojos de Draco y manchas de sangre en sus labios y barbilla. Su cabello rubio cayó sobre su frente mientras inclinaba un poco la cabeza, luciendo altivo y peligroso.
—¿Tienes que hacer esto? —preguntó Harry, sintiéndose algo molesto.
Draco sonrió ampliamente, sus colmillos de un blanco puro brillaban positivamente en la tenue luz. —Sí —la voz de Draco era baja y llena de anticipación.
—¿Realmente los odias tanto? —Harry preguntó exasperado.
—Oh, vamos, Harry —ronroneó Draco—. La expresión de sus rostros asustados, el temblor, el miedo absoluto en sus ojos cuando me ven. Los hace parecer tan... comestibles.
Harry negó con la cabeza con incredulidad. —Por la forma en que hablas de ellos, uno pensaría que quieres llevártelos a casa y quedártelos —Harry trató de no parecer esperanzado, pero fue difícil. La verdad era que Harry lo deseaba mucho.
Draco ladeó la cabeza y le dio a Harry una sonrisa con colmillos. Sus ojos eran cálidos y su voz suave cuando dijo, —Quizás, Harry. Por ti. Me gusta asustarlos. Pero tener uno aquí, con nosotros... —Draco se calló, luciendo pensativo—. No sabía que querías eso.
Harry se sonrojó, quizás era un poco vergonzoso admitirlo. —Simplemente... me gusta la forma en que eres con ellos. Quiero decir, por supuesto, en cierto modo, es horrible, pero... también lindo.
Draco entrecerró los ojos y se acercó. —¡Retira eso!
Harry sintió que un escalofrío lo recorría. Draco era tan... ¡Oh Dios! ¡En ese cuero! Con esa expresión en su rostro… a Harry le gustaba mucho, pero no parecía prudente dejar que Draco lo supiera. Simplemente no estaría bien animarlo.
—Eres peligroso y malvado. No lindo —declaró Harry solemnemente.
Draco parecía complacido y se acercó aún más, el enrojecimiento de su boca sucia más prominente. Se inclinó para darle un beso y debería haber sido repugnante siquiera contemplar besar la boca ensangrentada de Draco, pero Harry lo sabía mejor.
Sin embargo, antes de que Draco pudiera presionar sus labios contra los de Harry, sonó el timbre.
Harry gimió.
Draco se apartó rápidamente y alcanzó el pomo con una sonrisa malvada en su rostro.
—¿Estás seguro de que quieres ver esto, Harry? —preguntó Draco, luciendo positivamente emocionado.
—Mucho —dijo Harry honestamente y se acercó un poco más para tener una mejor vista.
Draco asintió, respiró hondo y abrió la puerta.
—¡Truco o travesuuuuuuraaaa! —cinco niños gritaron de horror cuando Draco mostró los dientes y gruñó dramáticamente.
—¡Arrrrgh! ¿A cuál me beberé primero? ¡Rargh! —rugió Draco, chasqueando ruidosamente los dientes y agitando las manos.
Los niños huyeron para salvar sus vidas.
Sin embargo, una chica, mayor que el resto de la multitud, se mantuvo firme. Levantó una ceja sin sentirse impresionada hacia Draco y dijo con frialdad: —Haz tu elección.
Draco soltó más arrghs y rarghs acercándose a la chica y haciendo movimientos de agarre con las manos.
La chica ni siquiera se movió.
Draco se detuvo de repente, se cruzó de brazos y miró a Harry con una expresión de puchero. —Ella no me gusta —dijo con sorna.
Harry se mordió el labio y tomó una bolsa de dulces de la pequeña mesa cerca de la puerta.
—Vamos. ¡Hay chocolate! —llamó a la calle tranquila. Cinco niños aparecieron en la puerta a la vez.
Harry repartió dulces mientras Draco se enfurruñaba.
—Tienes mermelada de fresa en la cara —le informó un niño a Draco con valentía.
Draco hizo un movimiento repentino y gruñó.
El niño gritó y tembló, dando un salto rápidamente hacia atrás.
Draco inmediatamente pareció un poco menos molesto.
Una niña malhumorada y cinco niños que todavía parecían estresados se fueron y Harry se rascó la nuca y cerró la puerta.
—Eres tan tonto —le dijo Harry a Draco sonriendo.
—Oh, ¿pero viste lo asustados que estaban? Los niños de estos días… —Draco suspiró—, no se asustan fácilmente. Soy bueno —Draco sonrió.
—Tus colmillos se están deslizando —le informó Harry.
Draco frunció el ceño y se los quitó, mirándolos durante un minuto. Luego se encogió de hombros y con un movimiento rápido, agarró a Harry por la cintura. Él preguntó serio: —¿Quieres un poco de mermelada de fresa?
Sin esperar una respuesta, le dio a Harry un beso dulce y pegajoso.
Harry se apartó y separó su boca de la de Draco. Se humedeció los labios y se rio. —Honestamente. ¡No me arrastres en a tus cosas pegajosas!
Draco no tuvo tiempo de ofenderse porque el timbre sonó de nuevo.
Los ojos de Draco se abrieron y rápidamente, volvió a fijar sus colmillos, encantando que se quedaran quietos.
—¿Kho’o ‘eh ‘eho? —articuló Draco a través de los dientes al descubierto.
—Te ves ridículo.
Draco lo fulminó con la mirada.
—... ¿muy peligroso? —Harry se corrigió a sí mismo.
Draco parecía apaciguado y se rio con maldad, alcanzando la manija. —Amo a los niños.